- Hubo 143 votos positivos, 87 negativos y 5 abstenciones.
- Los radicales y el PRO cedieron al pedido del oficialismo para respetar lo aprobado en el Senado.
El nuevo sistema electoral, que comenzará a aplicarse desde las elecciones legislativas del próximo año, cosechó 143 votos afirmativos contra 87 negativos y 5 abstenciones. El rechazo estuvo encabezado por el kirchnerismo mientras que la izquierda volvió a abstenerse, como lo hizo cuando la iniciativa tuvo la media sanción.
La aprobación de esta reforma electoral fue posible a partir de la decisión del oficialismo de respetar lo acordado en el Senado, donde tras un entendimiento entre el Gobierno y el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, se eliminó el casillero de boleta completa, una variante que rechazan los caciques provinciales porque perjudicaría a las fuerzas locales.
El pacto fue aceptado por el bloque del PRO, que comanda Cristian Ritondo, y también por el radicalismo, que anticipó que insistirá en el futuro con la incorporación de la opción de lista completa porque entienden que se «limita una opción» a los votantes.
El debate se abrió con la defensa de la propuesta a cargo del libertario Nicolás Mayoraz, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales, quien descargó duras críticas a la posición del bloque de Unión por la Patria (UxP), que en el debate original como en el Senado manifestó su rechazo a la propuesta.
“Al kirchnerismo le preocupa el presupuesto. Escuché voces que se preguntaban cuánto va a costar esto. Me conmueve, es inédito en la Argentina esa postura de parte de ellos. De a poco ‘la ven’”, chicaneó el libertario, quien para completar señaló que la Boleta Única es «una ley anticasta porque si hay una expresión política de la casta, es la boleta que teníamos hasta ahora”.
El diputado K Carlos Castagneto, en tanto, advirtió que con esta ley «se quieren destruir los partidos políticos», pero también criticó la decisión de haber cedido la reglamentación de este proyecto de ley todo al Poder Ejecutivo. El ex jefe de la AFIP completó pidiendo al Presidente que vete la ley porque es «muy mala para la democracia». «En eso si lo voy a acompañar», agregó.
Luego su compañero de bloque Eduardo Valdés señaló que la BUP «cuesta el quíntuple de lo que cuesta el sistema actual». En este sentido, el legislador defendió la boleta partidaria al asegurar que «es uno de los mejores sistemas que hay» y lo citó a Jesús Rodríguez, histórico dirigente radical, que mostró el ranking de The Economist de calidad democrática.
Desde el PRO, Silvia Lospennato también cargó contra el kirchnerismo al apuntar que se oponen a la reforma porque «disminuye el peso del dinero en la contienda electoral”. Para la diputada, la BUP «asegura la igualdad de los partidos políticos y mejora la integridad de los partidos» y aprovechó el contexto para reclamar al Congreso que termine con «el curro de los parlamentarios del Mercosur».
Carla Carrizo marcó el rumbo del radicalismo al dejar en claro que el Congreso está modificando el modo de votar, pero remarcó que con esta reforma «no se está cuestionando ningún resultado electoral desde 1983 en adelante». «Digamos la verdad porque si no parece que la historia empieza a partir de ahora», puntualizó la diputada quien subrayó que lo que se busca es decirle «basta a los negocios de las papeletas».
Las principales críticas al sistema actual iban desde la plata que se les daba a los espacios para imprimir boletas, y en algunos casos se utilizaba para otros fines; el negocio monopolizado por ciertas imprentas para confeccionar las boletas; y el robo de las boletas durante el mismo proceso electoral, lo que obligaba a un gran despliegue para garantizar la reposición, y perjudicaba a las fuerzas más chicas.
La legisladora Carrizo, alineada con el senador Martín Lousteau, cuestionó la decisión del oficialismo de haber eliminado el casillero de boleta completa porque a su entender «se limita una opción» al votante. Por eso, anticipó que en el futuro presentará un proyecto para reformar ese punto para permitir que se incluya la lista completa.
Más allá de algunos cuestionamientos, el oficialismo pudo celebrar una victoria que comenzaron a construir los dialoguistas en su versión Juntos por el Cambio. Aunque también tuvo el voto del presidente Javier Milei y su vice Victoria Villarruel, cuando se desempeñaban como diputados en 2022.
Los principales puntos del proyecto
La Boleta Única de Papel (BUP) para cargos nacionales obtuvo la media sanción de Diputados en 2022, pero en el Senado recién comenzó a ser tratada a principios de año y después de 9 meses fue aprobada con modificaciones que obligaron a una revisión de la Cámara baja.
El Congreso terminó optando por el modelo que se aplica en la provincia de Mendoza, donde la boleta se presenta dividida en filas horizontales para cada cargo electivo y en columnas verticales para cada agrupación política. También se ratificó la eliminación del casillero de la lista completa.
En la boleta se tendrá que identificar el nombre de la agrupación política; la sigla, símbolo distintivo y el número de identificación de la agrupación política; la categoría de cargos a elegir.
Para el caso de presidente y vice se deberá incluir el nombre y apellido como así también la fotografía color de ambos postulantes. Lo mismo se aplica para los cargos de senadores nacionales, mientras que en el caso de los diputados se incluye a los primeros 5 candidatos, y estarán a la vista la fotografía color de los primeros dos candidatos titulares.
En la categoría de parlamentarios del Mercosur se presentará con el nombre y apellido de los 5 primeros candidatos de la lista y fotografía color de los 2 primeros titulares.
La ley le otorga al Poder Ejecutivo la función de fijar las medidas máximas y mínimas que podrá tener la BUP, así como también aquellas pautas técnicas y materiales que resultan necesarias para su implementación.
A la hora de la elección, el votante marcará la opción electoral en la BUP con cualquier tipo de marca dentro de los casilleros impresos de la categoría correspondiente.
Con la aprobación de la ley se lleva de 50 a 60 días anteriores a la elección el plazo para el registro de la lista de candidatos, mientras que pasa de 40 a 45 días para difundir el diseño de la boleta única; y la campaña electoral se inicia 60 días antes de las elecciones, cuando en los últimos comicios fue con 50 días de anterioridad.
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